por Àlex Montoya.
Está fuera de toda duda, su carrerón habla por sí mismo, que Denzel Washington es un incontestable merecedor del Premio Donostia. Desde aquellos tiempos en que, recién salido de aquel precedente de ‘Urgencias’ llamado ‘St. Elsewhere’ (permítanme la licencia: en Catalunya la conocemos como ‘A cor obert’, y fue un fenómeno catódico extraordinario a finales de los 80 que nos tenía enganchados a la tele los domingos por la noche), y ya con dos títulos notables en su haber (‘Historia de un soldado’ y ‘Grita libertad’), el actor empezó a perfilarse en estrella: ganó su primer Oscar por ‘Tiempos de gloria’ y ya no se bajó del olimpo hollywoodiense. El resto es historia: ‘Malcolm X’, ‘Mucho ruido y pocas nueces’, ‘Philadelphia’, ‘Marea Roja’, ‘Huracán Carter’, ‘El fuego de la venganza’, ‘El mensajero del miedo’, ‘Plan oculto’, ‘American Gangster’ y, por supuesto, ‘Día de entrenamiento’, su segundo Oscar. Nada que objetar, todo por aplaudir. Eso sí, sorprende que su galardón coincida con la presentación de ‘The Equalizer (El Protector)’, adaptación a la pantalla grande de una serie ochentera de cierto impacto que recuerda demasiado a las películas justicieras que dieron una jubilación de oro a Charles Bronson.
Sea como sea, y por dudoso que resulte el beneficio que esta película provoque en la carrera de Washington, la aparición del actor en San Sebastián ha causado el revuelo esperado. En la larga rueda de prensa que dio ayer, dejó algunas perlas que aquí resumimos:
Sobre el Premio Donostia.
“Es un gran honor que le reconozcan a uno con un premio como este. Intento trabajar duro para hacer mi trabajo lo mejor posible. Estoy muy agradecido. Y no sabía que era el primer actor negro que lo recibía: no es ninguna carga, todo lo contrario. Estoy orgulloso de ser afroamericano y espero ser un ejemplo para los jóvenes que vienen por detrás.”
Sobre la violencia de ‘The Equalizer’.
“Sólo es una película. Nunca haría lo que hace este personaje, por supuesto, porque existe un sistema de justícia. Pero es verdad que McCall es un tipo con buen corazón, que ayuda a la gente, y creo que eso lo detecta el público, y por eso aplauden en determinados momentos de la película. En cualquier caso, quisimos mostrar una violencia hiperrealista, que fuera creïble, però en realidad, la violencia se sugiere más de lo que se muestra.”
El papel soñado.
“He tenido la suerte de abordar grandes personajes. He sido Malcolm X, Steve Geko (‘Grita libertad’), Frank Lucas (‘American Gangster’)… ¿Dar vida a Martin Luther King? ¿A Barack Obama? ¡No puedo interpretarlos a todos! No lamento haber hecho ninguna película. Ni haber rechazado ningún proyecto. Ha habido grandes éxitos en mi carrera, y, de hecho, mis decisiones me han traído hasta aquí.”
Sobre su pasión por los escenarios.
“El teatro fue mi primer amor. Y en los últimos tiempos he vuelto a él. He hecho de Bruto en ‘Julio César’, he ganado un premio Tony… En el teatro hay algo que no te da el cine: la respuesta inmediata del público, su energía. En el teatro recibes mucho más, quizás es algo egoísta, pero esa energía la tienes todas las noches.”
Consejos a los actores que empiezan.
“Yo siempre les digo que empiecen en los escenarios. Los actores que más admiro lo hicieron: Pacino, Hoffman, De Niro… Hay jóvenes que empiezan con un gran éxito y llegan muy rápido a la cima y no les da tiempo a formarse. Creo que lo mejor que podrían hacer es volver al teatro para curtirse. Ese consejo se lo he dado a mis propios hijos, que están empezando en este negocio. Y se lo aconsejaría a cualquiera.”
Sobre el cine español.
“Creo que Antoine (Fuqua, el director de ‘The Equalizer’) podrá contestar mucho mejor a esa pregunta. Yo sólo sé de baloncesto. Por cierto, ¿qué le pasó a la selección española en el Mundial? ¿Cómo perdió tan pronto? Y contra Francia… Soy admirador de los hermanos Gasol, de Rubio, de Calderón…”
Sobre su ídolo.
“Sólo hay un Sidney Poitier. Y tengo la suerte de que es amigo mío. Pero nunca podré ser como él.”
